Alumna:
Soy aymara
Profesor:
Pero ¿Hablas aymara?
Alumna:
No profesor. Mi madre no lo aprendió de
su madre, ella no les enseñó a sus hijos
por temor a los castigos que recibían
quienes hablaban otra lengua distinta del castellano. Fue parte del
proceso de chilenización del territorio aymara.
Profesor:
Y entonces ¿Cómo piensan? Debe ser
difícil pensar en una lengua que no es propia
Cierto profesor.
Mi lenguaje indio no manejo. Pero mi
lenguaje indio no es solo una tonelada de palabras sin sentido. La lengua de
mis ancestros tiene códigos de
geometría, formas que usted, que no
dejará que termine mi doctorado, nunca,
nunca comprenderá. Una lengua que
trasciende los siglos, donde no existen equivalentes para tantas palabras
bélicas que abundan en la la suya. En la mía, el silencio, profesor... el
silencio también habla.
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