viernes, 15 de mayo de 2015

El alma del artista

El alma del artista es un personaje con alas, bello y andrajoso. Lleva los sueños de su dueño a las líneas del pentagrama o al blanco de un lienzo preparado. Transforma la madera o la arcilla en suaves reflejos de solitarias tardes otoñales mientras prende el fuego único que calienta su existencia, el fuego del crear.

Emerge de la nada y lleva las manos del pintor o del músico o del poeta o del escultor o del fotógrafo... a ser pequeños dioses poderosos que crean en espacios infinitos de la materia o de la nada, notas que estremecen, colores que impresionan, formas que provocan.

De luces, sombras, escenas y suaves sonidos o gritos desesperados entre cristales y tintas se viste el alma del artista y luce los harapos que le restan para que el artista encuentre la silueta justa, la nota que buscaba, la forma en el espacio.


El alma del artista no busca los aplausos vacíos tras la desnudez o la brutalidad de la palabra. Incorrupto, busca donar la creación perfecta, la que no llega. No se duerme en los laureles, ni busca por dos pesos más la fama de candil de la TV. Solo acompaña a su dueño, a llevar algunos sueños al mágico instante en que nace una canción que hace llorar, un cuadro que estremece, una escultura que provoca sensaciones.... de la nada surge hacia el espacio la creación y el artista con su alma alada, bella y andrajosa vuelve al comienzo, buscando el próximo sonido, la próxima sombra que le permita llenar los espacios vacíos, que crecen cada día construidos por los pobres personajes que desean transmitir la vacuidad, la nada.

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